viernes, 29 de julio de 2011

El encantador de niños

¿Han visto alguna vez el programa de la Sexta "El Encantador de perros"? Seguro que sí. Pues me voy a servir de este programa para tratar un tema tan serio como la educación de los niños.
Llevo casi la mitad de mi vida trabajando con niños pequeños ya que soy técnico de actividades deportivas y monitor de natación. Pienso que mi experiencia y conocimiento del tema que trato me capacitan para opinar y, por lo menos, abrir un debate a cerca del modo de educar a los más pequeños.
Vaya por delante que un niño es un ser humano y un perro un animal, que las personas tienen la capacidad de razonar y elegir, y los perros no. Ya sé que un animal no es del todo educable si no se muestran métodos autoritarios y militares, y que con un niño se debe hablar, discutir, reflexionar y hacerle comprender las normas, y así el día de mañana pueda asumirlas como valores.
La edad más crítica y necesaria para educar a un niño es la comprendida entre 1-3 años. Es la etapa en la que el niño se vuelve egoísta y sólo busca su placer. Se vuelve caprichoso y empiezan las rabietas. Es aquí cuando el pequeño tiene que descubrir que sus padres o adultos (profesores, otros familiares...etc.) son sus guías y que ellos conocen el camino y son la autoridad a la que deben obedecer, aunque no siempre con razón, no somos perfectos.

En el programa antes citado el encantador es el guía del perro, es el que muestra quién es el que manda y quién es la mascota . Practicando rutinas que parecen de tan poca importancia enseña a los canes a comportarse. El encantador entra primero que el perro en una habitación y cuando llega a casa es él quién decide cuando es el momento de jugar con el animal. El perro debe esperar. De igual forma pone la comida en el plato y la mascota come cuando su amo se lo ordena. Parece todo demasiado autoritario pero nuestro perro nos lo agradecerá. Estará más cómodo entre normas que al libre albedrío. Igual que el niño.
¡Mami! 

En las edades antes citadas el niño no sabe nada, no conoce, no tiene experiencia y no analiza lo que es correcto e incorrecto. Es una hoja en blanco, sólo se guía por sus impulsos, como el perro. Su moral no está estructurada por lo que necesita alguien que los guíe, aunque muchas veces no se justifiquen las decisiones del adulto y, en verdad, creo que no es necesario a estas edades. Por eso, los adultos tienen que imponerse y no hacer caso a las ansias del pequeño/a. Los padres tienen que mostrarse firmes, rectos y no dubitativos, y créanme, los niños con el paso de los días lo agradecerán ya que ellos son los primeros que se sienten a gusto cuando conocen el camino, cuando hay normas claras que guíen su conducta. Cuando se le niega algo ellos tienen que entender que es una decisión firme, no podemos ceder a sus chantajes sino estaremos perdidos.
Hay muchas formas de llamar su atención sin violencia física. Ponerse a la altura de sus ojos cuando les hablamos, utilizar una voz clara y firme, y mostrarnos contundentes a la hora de tomar decisiones en el día a día. No hace falta gritar ni maltratar físicamente. Cuando no hacen caso se les puede agarrar firmemente por el brazo pero sólo para llamar su atención, y eso sí, sin que se den cuenta representantes de las corrientes vanguardistas que todos los días nos enseñan como educar a los hijos con tolerancia y respeto, y que llaman a una palmada en el culo violencia física.

¡A que te meto una...!
Los padres tienen que irse cuando ellos deciden irse, tienen que poner dibujos cuando ellos no quieran ver la televisión, tienen que comprar algo cuando ellos quieran, ellos son adultos, los pequeños sólo niños. Tienen que ir al colegio porque es lo que hay que hacer, si no les gusta la piscina ya les gustará, estamos hablando de una habilidad imprescindible para la vida del niño como es nadar, habilidad que quizás si nos dejamos ir en sus primeros años nunca se atreverá a retomarla.
Claro que queremos a nuestros hijos pero no debemos sobreprotegerlos o le estaremos haciendo daño para el futuro. Nuestro hijo cuando es pequeño nos miente para conseguir cosas, nos chantajea y nos engaña, y nosotros no debemos caer en la trampa. Está demostrado que sobreproteger a un niño es tan dañino como pegarle, ya que su autoestima se verá mermada en la vida de adulto.
El niño tiene que conocer cuando estamos serios y cuando en el tiempo de juego, y entenderá perfectamente los dos casos.
La educación de un niño es la resultante de la ecuación “trabajo x trabajo x trabajo x trabajo x suerte”. Conozco padres que han trabajado mucho en la educación de sus hijos y que al final no se vieron los resultados deseados, pero debemos de ver estos casos como la excepción que confirma la regla. Un porcentaje pequeño del resultado es innato, pero pienso que todo lo demás es adquirido.
No podemos ser vagos. Si un niño llora y grita lo tenemos que apartar del ambiente donde él se hace fuerte y luego razonar con él y demostrarle que el resultado es el mismo que antes de la rabieta.
Todo esto sumado a nuestras caricias, sonrisas, juegos, cariño, a nuestro amor de padres formarán una receta muy elaborada para que nuestro papel de padres se acerque a la eficacia que los pequeños esperan de nosotros. Y recordad que los frutos los veremos en el futuro.
Ánimo “encantadores”, trabajo y……………… SUERTE!!

viernes, 1 de julio de 2011

Fotos clausura

Algunas fotos de la clausura 2010 - 2011 del lunes 20 de junio, por Marga: